El 25 de noviembre del año 2012, el equipo femenino de Colo Colo logró el título más importante del continente y hasta hoy la única copa internacional que ostenta el fútbol femenino chileno: ser campeonas de la Copa Libertadores de América.
Las albas llegaban al torneo continental como tetracampeonas del fútbol chileno, con grupo humano afiatado y que sólo sabía de triunfos en suelo nacional. La oncena dirigida por José Letelier (actual DT de la selección femenina de Chile) contaba con grandes nombres como Christiane Endler, Carla Guerrero, Yanara Aedo, Karen Araya, Estefanía Banini, Francisca Lara, Yusmery Ascanio, por nombrar solo algunas.
Su periplo comenzó en el Grupo C, donde empató 1-1 en su estreno ante el Vitoria de Brasil, posteriormente goleó 10-1 al JC Sport Girls de Perú y selló su paso a la siguiente fase como “mejor segundo” con un 3-1 sobre la U. Autónoma de Asunción.
El equipo estaba para cosas grandes y así lo creía cada una de ellas. Juanita Peña, ex jugadora profesional de fútbol e integrante de aquel Colo Colo 2012, así lo recuerda: "Nuestra mentalidad era ganadora ya que la mayoría habíamos ido a jugar la primera copa en 2011, cuando perdimos la final 1-0 con San José (Brasil). Entonces, quedamos obviamente tristes por no conseguir ese objetivo. De todas formas, era la primera Libertadores que jugábamos pero íbamos con la convicción del trabajo que realizamos todo el año. Creíamos en todo lo que habíamos trabajado".
En segunda ronda volvieron a toparse con Vitoria de Brasil. El haber jugado contra ellas anteriormente les sirvió para estudiar las debilidades del rival, que parecían ser casi nulas. En un partido muy físico, y con tremenda presentación de la guardameta Endler, Colo-Colo sacó pasajes a la final gracias a los goles de Ascanio, Araya, Aedo y Villamayor, quienes le dieron el triunfo a las forasteras por un infartante 4-3.
“Fue de muerte. Era un gol para ellas y un gol para nosotras. Se logró ganar y saber que ya estábamos en la final, solo nos daba convicción para ir por más”, agrega la zaguera Juanita Peña.
Al igual que el resto del campeonato, la final no sería sencilla y nuevamente se verían las caras con un equipo brasileño: Foz Cataratas. El encuentro, que se disputó en el Estadio "Severino Cándido Carneiro" de la ciudad brasileña de Recife, terminó con ambos arcos en cero, lo que obligó a una definición por penales.
Claudia Soto, Francisca Lara, Karen Araya y Gloria Villamayor convirtieron sin mayores complicaciones desde los doce pasos, mientras que Christiane atajó el tiro Rilany y selló el triunfo albo trayendo el torneo más importante de América nuevamente a nuestras estanterías.
Gracias a esa campaña histórica, Colo-Colo logró romper la hegemonía brasileña y consagrarse como el primer equipo de otro país en llevarse el trofeo. Además, se convirtió en el segundo equipo del mundo en obtener el torneo continental más importante en categorías masculinas y femeninas. Hoy comparte ese lujo con Santos, Corinthians, Barcelona de España y Mamelodi Sundowns en Sudáfrica.
"Cuando llegamos al momento de los penales había gran nerviosismo. En lo personal tuve muchos sentimientos encontrados ya que en ese momento mi papá aún estaba vivo y se encontraba en un momento crucial de su vida. Al ganar esa Copa creo que lloré de alegría y satisfacción. Todo había valido la pena. Se nos vinieron los recuerdos de todos los entrenamientos, cuando las piernas ya no nos daban más. Creo que ese partido, más que físico, más que con inteligencia, se ganó con el corazón", rememora la ex jugadora del Cacique.
La Copa que llegó a cambiar las reglas
El año 2012, el fútbol femenino en nuestro país estaba lejos de la realidad que podemos constatar en la actualidad. Pocos planteles estaban encumbrados hacia el profesionalismo, la competencia estaba totalmente dominada por dos equipos y los medios de comunicación ni siquiera se atrevían a incorporar el fútbol practicado por mujeres en sus pautas.
Para Carla Andrade, comunicadora especializada en fútbol femenino y Directora del medio especializado “Contragolpe”, la desoladora situación del fútbol femenino chileno por aquel entonces hizo que se valore más ese hito histórico. “A pesar de que la liga nacional no tuviera un nivel competitivo de renombre, en la instancia más importante del continente levantaron una estrella y estuvieron muy cerca de bajar la segunda”, asegura.
La obtención de la Libertadores llegó a quebrar en cierta medida ese status. Reconocimiento por parte del Presidente en La Moneda, portadas de diarios, entrevistas en televisión y radio, y una mayor notoriedad de las jugadoras entre sus pares masculinos comenzaba a pavimentar un quehacer más auspicio para ellas y sus colegas.
“Hoy las cosas son distintas en cuanto al torneo chileno. A nivel sudamericano en general, ha crecido. Todos hemos avanzado. Yo creo que algunos con mucha más dificultad que otros pero el nivel se ha elevado para todos y Chile no es la excepción”, señala Carla Andrade.
Respecto de la importancia deportiva del hito, la comunicadora explica que ese equipo fue capaz de sobreponerse a cualquier impedimento para llegar a lo más alto. “En la edición 2021 participaron dos equipos chilenos: uno completamente profesional y otro parcial, ambos tienen muy poca competencia a nivel local, tal como le pasaba a Colo-Colo. En este caso no lograron pasar fase de grupos y eso se lo podemos atribuir a muchas razones: falta de competencia, problemas en la formación en el fútbol chileno, avance de otros equipos. Para Colo-Colo nada de eso fue un impedimento”, agrega la especialista.
Por su parte, Juanita Peña evidencia que aún no se logra dimensionar la importancia de lo conseguido hace nueve años y que se debe procurar elevar el nivel criollo para llegar a instancias finales de la competición. “Creo que al torneo le falta mucho en comparación a otros países. Creo que si todos los equipos apoyaran el fútbol femenino y no solo fueran 3 o 4 equipos, este torneo sería mucho más competitivo. Y por ejemplo se ve en la última edición, donde van dos equipos chilenos y quedan descalificados en la primera rueda. Ahí te das cuenta que si bien son buenos equipos, que tienen jugadoras de categoría de Selección, pero al no tener tanta competencia local después al jugar internacionalmente te afecta”.
El presente de las campeonas de América
No tuvo que pasar mucho tiempo para que aquel mítico Colo-Colo 2012 llamara la atención de los clubes extranjeros. Así, muchas de las jugadoras emprendieron rumbo fuera del país, iniciando un viaje que las llevaría a tomar protagonismo en las ligas más exigentes del mundo.
Uno de los casos que más ha destacado es el de Christiane Endler, actual portera del Lyon de Francia. Vistió las camisetas del Chelsea, Valencia y PSG, transformándose también en la capitana de la Selección Femenina de Fútbol, con la cual fue al Mundial de 2019 y a los JJ.OO de Tokio 2020. Recientemente recibió su tercera nominación consecutiva a los premios “The Best” que entrega la FIFA.
Por su parte, Estefanía Banini partió al fútbol norteamericano de la mano de Washington Spirit, para luego saltar a España junto al Valencia y el Levante. Hoy viste la camiseta del Atlético de Madrid donde no ha podido mostrar su total potencial debido a una complicada lesión en la rodilla derecha.
Yanara Aedo y Camila Saez son titulares indiscutidas en la Selección Nacional de Chile, además de proteger el escudo del Rayo Vallecano (España). Francisca Lara, tras un gran paso por el Havre Athletic en Francia, una de las ligas más competitivas del mundo, llegó al Villareal de España.
Pero en Chile aún queda representación. Karen Araya viste la casaquilla de Santiago Morning, mientras que Carla Guerrero y Claudia Soto se pusieron el color azul. Carolina Armijo, Gisela Pino y Yusmery Ascanio aún llevan el indio en el pecho y sueñan con volver a conseguir aquella proeza que las encumbró a lo más alto del fútbol latinoamericano.