Damaris Abarca: “Colo-Colo es un ejemplo en materias de Género para otros clubes”

Conversamos con la número uno de la disciplina en Chile, Tri-Campeona Nacional, Presidenta de la Federación chilena de Ajedrez y Presidenta de la Asociación de Mujeres Ajedrecistas de Chile.


Con un tablero de ajedrez y en la tranquilidad de su hogar. Con juguetes de su bebé, el coche en el living y un centenar de libros de la disciplina en los estantes de la sala, Damaris Abarca recibió a Pasión del Pueblo para conversar de Colo-Colo y Género en el mes de la mujer.

Su historia es de mucho estudio y arduo trabajo, porque uno de los objetivos personales de la deportista, es llevar el ajedrez chileno a lo más alto de la élite mundial. Comenta que como en todo deporte, las comparaciones de género son muy comunes y rescata el trabajo que hay en Colo-Colo sobre equidad e igualdad de género. Eso, “solo lo he visto en un par de clubes en Europa”, asegura.

¿De dónde nace tu pasión por el ajedrez?

De hecho, mi acercamiento al ajedrez es porque mi papá le enseñaba jugar a mis hermanos, a mis dos hermanos, no a mí. Lo natural en esa época no era que una mujer supiera jugar ajedrez. Porque cuando mi papá antes iba a los campeonatos, veía muchos hombres, y casi una o dos mujeres y quedó con eso en el inconsciente y por eso le enseñaba sólo a mis hermanos. Ahí miré, aprendí, y me incorporé al juego. Mi mamá también sabe jugar y ella le enseñó a mi papá a jugar cuando se casaron. Entonces después todo fue muy familiar, jugábamos entre nosotros, armábamos campeonatos en la casa.

Ustedes son tres hermanos, dos hombres, una mujer. ¿Cómo es la relación entre ustedes?

Bien, muy bien. De hecho mi hermano chico también es campeón sudamericano de ajedrez. Es top ten a nivel nacional y siempre viajamos juntos. Me acuerdo que la primera vez que viajamos fue para un panamericano en Colombia, él tenía 11 y yo 14. Entonces nuestra relación es muy cercana porque amamos el mismo deporte y nos genera un lazo muy fuerte. 

Mi hermano mayor también juega pero llegó a ser Campeón Regional solamente, después se dedicó a la música y otras cosas.

¿En ese contexto cuándo te surgió la necesidad de competir?

Yo comencé a competir porque un profesor en el colegio dijo ‘chicos, hay que ir a jugar ajedrez ¿alguien sabe jugar?’ Y yo levanté la mano. Entonces es todo muy al azar. No sabíamos la envergadura que tenía el ajedrez a nivel mundial.

Y a nivel mundial es un deporte muy popular.

Si poh, es de hecho, la segunda federación más grande. Está detrás de la FIFA. Y hace poco fueron las elecciones y ganó la presidencia un ruso y es increíble lo que hace Rusia con este deporte, o sea, tú lo ves, vas caminando y hay una pantalla gigante que te está mostrando una partida de ajedrez. Hace poco vi una foto de un tipo en el dentista, y en la pantalla estaban pasando ajedrez. Es algo que se ve. Acá estamos muy retrasados y yo no sé si es por una cuestión geográfica que Chile siempre está más atrás porque por ejemplo, Argentina también ha tenido auge en el ajedrez, Brasil, los norteamericanos, ni hablar. Ahora, estamos avanzando, hay que decirlo, hay muchos competidores talentosos así que bien.

¿Dónde nace tu relación entre el ajedrez y Colo-Colo?

Mira, mi abuelo siempre fue colocolino. Él falleció el año pasado. De hecho él quería que Nicolás, mi hermano chico, fuera futbolista. Desde chico poh. Y cuando nosotros comenzamos a jugar ajedrez, mi abuelo le preguntaba que por qué jugaba ajedrez y no fútbol. Es más, lo llevaba a la escuela de fútbol para que después jugara en Colo-Colo. Ese era el sueño de mi abuelo.

¿Y Nicolás era bueno o no?

No po, si él siempre fue ajedrecista (ríe con seguridad). Mi hermano aprendió a los cuatro años, entonces imagínate, aprendió antes de leer y escribir y este deporte tiene letras y números y él sabía decir A1, pero no decía árbol.

Bueno y eso, mi abuelo siempre fue colocolino y toda mi familia colocolina. Entonces por ahí el amor a Colo-Colo.

Te acercaste al CSD Colo-Colo y pudiste visitar la Casa Alba. Un espacio en su mayoría de hombres. ¿Cómo fue tu experiencia con ellos?

Sí, recuerdo muy bien ese día. Mi papá es fanático del fútbol, fue futbolista un tiempo, jugó en las cadetes del O’Higgins hasta que se lesionó. Entonces yo sé que el ambiente del fútbol es machista y la mujer todavía está un poco relegada. Por ejemplo, todavía se escucha y en el ajedrez también que las mujeres están jugando tan bien que gente dice, ‘están jugando como hombres’. Y en el ajedrez pasa lo mismo. A una que juega bien ajedrez, nos dicen, ‘oh, tú juegas como hombre’. Como si lo que hace el hombre está bien y lo que nosotras hacemos esté mal. Entonces ese día, yo me acuerdo de que los chicos estaban obligados. Los llevaron. Entonces sentía mucho murmullo y un poco de ‘qué va a hacer’, entonces tuve que ganarme que ellos me escucharan. Yo comencé a relacionar el ajedrez con el fútbol, la estrategia, los flancos. Intenté que lo miraran como un campo de batalla. Y así comencé a captar su atención. Días antes me asesoré con mi papá sobre el fútbol, yo había olvidado algunos conceptos y relacioné los colores del tablero. De pronto los tenía a todos muy interesados y había algunos que lo hacían bastante bien, sobre todo, los chicos extranjeros, eso me llamó harto la atención. Me acuerdo que estaba Colombia, así le decían, ellos sabían jugar.

Después puse unos ejercicios en el proyector, que no eran fáciles, tenían su complejidad y los chicos lo resolvieron de buena manera. Ellos tenían nociones. Después terminamos con una simultánea donde ahí quedaron muy sorprendidos porque jugué contra varios y les gané a todos. Recién ahí, dijeron, ‘oh, es bacán la profe’. Después fui a ver partidos al Monumental, me los topé y me saludaron con mucho cariño.

Ahora el tema, y lo que me pasó, es que no me dieron el respeto de manera instantánea, tuve que ganármelo. Y nosotras las mujeres no tenemos que demostrar cosas. Porque, o sea, a ustedes les deberían dar mi curriculum y eso debería bastar. ‘Ella es la campeona nacional de ajedrez’ y eso debería bastar para que me escuchen y respeten. Ese paso, extra, yo estoy segura que a los hombres no les pasa.

Fuiste mamá hace poquito. ¿Cómo es ser mamá en una sociedad como la nuestra?

Ser mamá ya es difícil en una sociedad como la nuestra donde la carga va muy pesada. En eso, no tengo nada que decir de Pablo (padre de su hijo). O sea muy bien él porque a pesar de no haber estado juntos cuando quedamos embarazados, él tomó la paternidad muy bien. Pero normalmente no es así. Por lo general, muchos hombres se olvidan, y ahí aparece la mamá luchona y un montón de cosas que la sociedad nos tiene como acostumbradas, como, la mamá se tiene que hacer cargo.

Y si en la sociedad ya es difícil, cuando eres deportista se multiplica. Es terrible. Fui a un zonal en Paraguay y yo tenía tres meses de embarazo. Obviamente no dan ningún resguardo extra cuando estás embarazada. Muchas veces no hay médicos, a veces tenía que salir a vomitar y no está considerado ese tipo de cosas. Luego el campeonato nacional, también lo gané embarazada, ahí tenía seis meses de embarazo.

¿Además hay que sumarle todo el estrés que significa competir, o no?

Claro. Igual ahí hay una decisión de cada una en si quiere o no competir. Aunque ahí debe haber un resguardo a nivel organización. Y después que nació mi hijo, tuve que jugar el mundial. En Rusia. Él viajó conmigo y las partidas más o menos duran cinco horas, entonces yo tenía que sacarme leche. Menos mal fui con mi mamá.

¿Y cómo era la reacción de tus rivales cuando tenías que tomar una pausa por ver a tu bebé?

Ellas sólo veían que yo salía porque debía ir al ‘medical room’ y ellas, sabían, sabían que había una mujer que estaba con su bebé y necesitaba ir a dar leche. Su reacción era súper buena. Las mujeres son súper comprensivas en ese sentido.

De hecho hace poquito jugué el nacional que también lo gané. Y ahí llevaba a mi hijo. Ahí le daba leche entre las rondas. Las chicas me decían, si quieres paras el reloj, ningún problema.

En Arica, que es como el mejor campeonato en Chile, los grandes maestros iban a tocar a mi hijo y había esa conexión. Yo decía captúrale todo el ‘Elo’, que es el ranking. Ahora, igual hay cosas, ponte tú, para el mundial, tuve que pagarle yo el pasaje a mi hijo y quizás eso podría ser costeado por la federación. Finalmente si lo hicieron, pero después que manifesté la inquietud.

En Chile es muy complicado practicar cualquier deporte. ¿Cuáles son las complejidades que has debido sortear en el ajedrez para llegar donde estás?

El año pasado tuvimos la crisis más grande cuando sacaron el ajedrez de los juegos escolares y el gobierno lo sacó como deporte. Eso fue una polémica gigante porque a nivel mundial se está discutiendo entre los juegos olímpicos. Además son autoridades que no tienen idea. Muchos relacionan el ajedrez con el Ludo, buena onda con el ludo, como si detrás de esto no existiera preparación. Y ustedes lo ven, miren todos los libros que tengo, son todos de ajedrez. O sea, he estudiado años, aprendiendo, disciplinando, y sobre todo actividad física que es lo que más le cuesta entender a la gente. O sea, enfrentar un partido de ajedrez de cuatro o cinco horas, no es fácil. Tiene un desgaste físico y necesita preparación.

¿Y cómo es la rutina de Damaris?

Hoy mi rutina es más flexible porque me adecúo a los horarios de mi hijo, pero normalmente, ayer hice yoga, me hace ejercicios de respiración, que son muy importantes en la partida, estudio ajedrez por las tardes, hago clases de ajedrez porque hay que vivir.

¿Ese finalmente es tu trabajo remunerado?

Claro. Porque a pesar de ser la Presidenta de la Asociación chilena de ajedrez y la Presidenta de la asociación de mujeres ajedrecistas de Chile, acá no se paga por esos cargos. Los dirigentes no pueden ser remunerados. Por eso también a veces el trabajo es a medias porque terminas dando el tiempo libre y no lo que merece el trabajo. La gente lo hace por voluntad y cuando hay tiempo hace alguna gestión.

¿Y tú tienes el tiempo?

Me queda poco tiempo la verdad. Intento hacer cosas de las 11 de la noche hasta las 2 de la madrugada en cuestiones dirigenciales, respondiendo mails, armando proyectos y cosas así.

Y tampoco es bien visto enviar un mail de trabajo a las 1 de la mañana.

No poh. Pero esa es la realidad, y ojalá mi hijo no se despierte porque si despierta, se pudrió todo (ríe).

Para ir terminando, ¿Cuál es tu mensaje al mundo colocolino en torno al deporte?

La verdad es que yo encuentro que Colo-Colo escapa un poco a la realidad del deporte nacional. Hace tiempo hicieron una jornada de deporte y género donde habíamos varias deportistas colocolinas conversando temáticas de género. Más que a Colo-Colo en sí, obviamente, hay que decir que nos sintamos orgullosas y orgullosos de pertenecer a un Club como este, hay que decir que somos un ejemplo para los otros clubes de Chile. Los clubes deben trabajar estas instancias. Yo sé que las hinchas se están uniendo para exigir respeto, para eliminar los cantos machistas de las barras y un montón de reivindicaciones que a nosotras las mujeres no nos causan gracia y nos ofenden. Más allá de sentirnos orgullosos porque Colo-Colo va a la vanguardia a nivel mundial porque esto yo lo he visto en la Real Sociedad, en clubes del mundo que colocan estos temas en la mesa y organizan estas cosas como por ejemplo la mesa de género. Y Colo-Colo tiene una Comisión de Género. Entonces nosotras, debemos sentirnos orgullosas y seguir trabajando porque hay mucho machismo que tenemos arraigado, el camino es largo, pero aquí estamos. Colo-Colo cuenta con grandes deportistas mujeres y vamos por ancho camino.

 

CSD CC