Corría abril de 2014 y Luis Mena Irarrázaval festejaba la
obtención de la estrella número 30 de Colo-Colo en el Estadio Monumental. En la
cancha “David Arellano”, el ex zaguero daba su última vuelta olímpica previo a
su retiro del fútbol acompañado por sus hijos, Catalina y Sebastián.
Siete años más tarde, en abril de 2021, Catalina busca
forjar su talento en el equipo Sub 16 de la rama de vóleibol del Club Social y
Deportivo Colo-Colo a la que se sumó en febrero pasado. La primogénita del ex
defensor recuerda las veces que fue al Monumental a ver los partidos de su papá
y anhela que sea él quien a futuro la vea defendiendo la camiseta del equipo en
el que es ídolo y referente.
“En realidad cuando yo era pequeña iba a todos los partidos
de mi papá, era demasiado lindo verlo jugar. Ahora en mi tiempo que llevo
jugando vóley él ha intentado asistir a la mayoría de mis partidos y que él me
vea jugar por el equipo que lo marcó tanto en su vida sería espectacular, sería
un honor”, manifestó.
Catalina reconoce que el ex defensor le inculcó desde
pequeña la práctica deportiva y que en su momento jugó fútbol, pero que una vez
que conoció el vóleibol no lo dejó de practicar jamás.
“Cuando más pequeña jugaba fútbol, pero siempre lo practiqué
con miedo. Con el vóleibol, en cambio, fue todo distinto. Tuve una conexión
inmediata con este deporte, el que me hace sentir muy segura en el juego, en
relación a si tengo que ir a atacar el balón o defender y eso hizo que me
enamorase de este deporte”, dijo.
“A mi papá le gusta que haga deporte. Al principio quiso que
jugara fútbol, pero no me gustó, y cuando le dije que practicaría vóleibol me
apoyó. Ahora que es entrenador me ha dado consejos y eso se lo agradezco”,
comentó.
La adolescente de 15 años está feliz de pertenecer a la rama
femenina del CSD Colo-Colo y busca en esta época de pandemia mantenerse
enfocada en los entrenamientos que se realizan a distancia producto de la cuarentena.
“Nunca me imaginé estar en un Club tan grande como Colo-Colo
y si con el tiempo llego a hacerme un nombre en esta institución sería
espectacular”, sostuvo.
“Me he sentido muy bien en el Club, muy bien acogida y
agradecida por todo el entorno. Ahora que estamos en entrenamientos online
agradezco el trabajo y empeño de los profesores por mantenernos enfocadas en
las clases a distancia”, acotó.
El orgullo y la
emoción de la familia
Catalina comenzó a jugar vóleibol dentro de los talleres
programáticos que entrega su colegio, el Alicante del Valle de Puente Alto. Al
principio jugaba fútbol, pero descubrió el vóley y nunca más dejó de jugar,
destacándose muy rápido en la disciplina. Fue capitana de su equipo con el que
obtuvieron muy buenos resultados en las ligas estudiantiles y eso a Catalina le
permitió aumentar su amor por este deporte.
“Catalina tiene sangre deportiva, es perseverante, líder y
constante y por lo mismo comenzamos a buscar un equipo formativo que le
entregara más herramientas para desarrollarse en el deporte. Por temas del
estallido social y luego por la pandemia estuvo mucho tiempo sin jugar y nos
encontramos con una información de una prueba de Colo-Colo Vóleibol a la que
asistió y en la que quedó de inmediato”, recuerda Carolina Gaete, su madre.
“Ella estaba feliz, porque esto realmente le fascina y le
encanta. Después de un año muy anormal, volver a verla con un balón en las
manos fue muy gratificante. Para mí, como Mamá,
fue muy emocionante verla a ella contenta por estar nuevamente dentro de
una cancha”, puntualizó.
Similar emoción se palpita en la voz de Luis Mena, quien se
coordina con Carolina para recorrer varios kilómetros y acompañar a Catalina a
los entrenamientos presenciales que se realizan, en época de Fase 2, en el
Liceo Manuel de Salas de Ñuñoa.
“A Catalina la veo muy motivada con todo el trabajo que se
está realizando en el vóley. Se ha sentido muy identificada en el Club y le
encanta asistir a los entrenamientos. Sabe que es una motivación especial estar
en Colo-Colo y sabe que el papá jugó muchos años en este maravilloso Club y
cuando se pone la camiseta para ir a entrenar se da cuenta de esa energía
positiva que irradia nuestra institución. Es un orgullo tremendo que vista la
camiseta de Colo-Colo”, señaló.
Lucho Mena, quien es el jugador más ganador en la historia
de nuestro club, no oculta sus sentimientos y reconoce que más de una lágrima
le caerá cuando vea a Catalina vestida de blanco en una cancha de volei.
“Me siento orgulloso de estar con ella y verla entrenar.
Solo espero que esta pandemia de una tregua para que ellas empiecen a jugar
para así acompañarla a los partidos y verla vestida oficialmente con un equipo
de Colo-Colo será el orgullo más grande que puedo tener como papá y como ex
jugador del Club", declaró
"Serán muchos los sentimientos que tendré al verla con
la camiseta con el indio en el pecho y representando a una rama que ha sido
maravillosa y agradezco al Club Social por permitirle a las niñas desarrollarse
en torno a un deporte tan lindo como es el vóleibol”, argumentó.
“Vemos en ella mucho potencial y si a ella le apasiona el
vóleibol tiene 100% nuestro apoyo. Está todo en sus manos el proyectarse.
Sabemos que hay muchas cosas por mejorar, pero tiene mucho potencial para dar”,
reconoce la mamá.
La mirada de su DT
Francisco Espinoza es el entrenador de la categoría en la
que está Catalina Mena en Colo-Colo. El DT reconoce que pese a que es una
jugadora que se integró hace poco tiempo al Club, ella ha podido adaptarse de
muy buena manera a sus compañeras y a la disciplina de la institución.
“Hemos visto a la Cata muy motivada entrenando. Al comienzo
un poco nerviosa por significar estar un Club nuevo, con nuevas compañeras y
amigas, pero poco a poco se fue acomodando con el grupo de la Sub 16 y
rápidamente encontró un espacio de pasarlo y bien y de desarrollo deportivo.
Ahora que estamos trabajando online ha mantenido la motivación y súper
entusiasmada en prepararse físicamente para volver de la mejor forma a la
cancha cuando la pandemia lo permita”, cerró.