Carlos García Andradre, el socio colocolino que tiene su propia “Ruca Monumental”

La colección personal de Carlos Humberto, como el gran ‘Chino’ Caszely, cuenta con más de 500 piezas que exhibe en cada muro y pasillo de su hogar.


Funcionario de una cadena de supermercados a lo largo del país, socio de Colo-Colo e integrante de la agrupación los ‘Talkacike’, Carlos García es reconocido en el mundo colocolino por su amor hacia el Club y por tener su propia colección de artículos relacionados con el cuadro popular.

Para todos los colocolinos y colocolinas los recuerdos son algo preciado y así lo entendió Carlos cuando comenzó a coleccionar distintos objetos que lo transportaba a un lugar y espacio importante de su vida.

Entradas, fotos, pines, cuadros y hasta una señalética de tránsito, son solo algunos de los objetos que colecciona García, sin embargo, uno de los tesoros más llamativos, es un busto de David Arellano y una réplica del busto del Mapuche que cuida el Estadio Monumental.

“Estas son mis dos grandes joyas”, dice orgulloso. “Terminé endeudado para que un escultor pudiera terminar estas piezas, pero da lo mismo, este era uno de mis sueños y agradezco poder tenerlos en mi casa”, cuenta.

Detrás de los bustos, cuelgan fotos de distintos planteles de Colo-Colo. En uno de ellos, aparece él junto al equipo del 98 y su amigo Manuel Corbalán en el Estadio Fiscal de Talca.

Cuenta que Corbalán es su mejor amigo y pese a que hace unos años falleció, el recuerdo es imborrable. “Con él yo comencé a viajar, me decía cuánto costaba el viaje, nos subíamos a un bus y estábamos alentando a Colo-Colo. Con él fue mi primera vez visitando el estadio Monumental”, recuerda con un silencio inquebrantable.

Pese a la emoción y la nostalgia, confesó que “nunca se imaginó entrar al Estadio Monumental. Fue emocionante, el corazón latía más fuerte y no sabía lo que iba a pasar. Veía alrededor y había miles camisetas colocolinas y al bajarme en el estacionamiento le di un beso al suelo”.

De ahí en más, el cariño y admiración hacia el Club creció tanto como su colección. Un objeto que luce orgulloso es una señalización de tránsito con el nombre ‘Colo-Colo’. Cuenta que un amigo en Pucón lo llamó un día para contarle que había apartado una señal para él. “Obvio le dije que la quería y aquí está, más sana y salva que nunca”, ríe.

“Esto es lo que a mí me gusta, lo que me llena y me hace feliz. Colo-Colo es una razón de vida y así intento vivir”, dice García que con mucho entusiasmo, llamó a todos los colocolinos y colocolinas a ser parte del Club para engrandecerlo cada vez más.

CSD CC