Reparar muros, pintar y redecorar son las cosas que el Área de Patrimonio del CSD Colo-Colo ha visualizado para desarrollar en el sepulcro de los ex jugadores.
En la calle Horwitz del Cementerio General de Santiago está
ubicado el único inmueble del club que no fue expropiado tras la quiebra en
enero de 2002. Allí descansan los restos de David Arellano, Elson Beiruth,
Franz Platko, y otros 31 jugadores y entrenadores que escribieron la primera
parte de la historia de Colo-Colo.
Diariamente, decenas de socios, socias e hinchas del cacique
aprovechan de dejar flores, objetos personales y prenden velas para mantener
vivo el recuerdo de los rebeldes del 25. Algunos piden por el partido del fin
de semana, mientras que otros se encomiendan a las viejas leyendas para
remontar algún problema familiar o laboral.
Hace dos años, un grupo de socias y socios comenzó una labor
de mantención que consiste en limpiar semana a semana las hojas secas de los
ramos que ofrendan algunos hinchas, hasta la suciedad de los pajaritos que
viven en el cielo del inmueble. Por lo mismo, se aprobó un presupuesto para
colaborar en la remodelación del lugar.
El director de Patrimonio, Pavel Piña, comentó sobre los
recursos y sostuvo que “son para financiar los cuidados del mausoleo y estamos
trabajando en una remodelación para arreglar y mantener este espacio, son
varias modificaciones, pero en general tiene que ver con arreglos en muros,
pintura y elementos decorativos”.
Para Piña, “este espacio es muy importante por su historia,
por lo que significó en su momento, un apoyo a las familias de los ídolos que
no tenían dinero, y también porque hoy es un espacio en que los hinchas acuden
para rendir honores a quienes nos dieron alegrías. Además, tiene una potencia
simbólica que la podemos entender en que más allá de la vida o la muerte, el
club es un lazo permanente de indestructible unión”.
Por su parte, la socia Denys Fritz ha sido una fiel
colaboradora de los trabajos de limpieza, y mientras las medidas sanitarias no
lo impidan, visita una vez por semana el cementerio para ordenar las ofrendas
de los colocolinos y limpiar las paredes y piso de la sepultura.
“Más allá de ir a limpiar, yo voy porque me gusta ir al
mausoleo. Me doy cuenta que va mucha gente, siempre hay personas dando vuelta,
hay muchos viejitos que van a ver el mausoleo y te conversan de la historia de
Colo-Colo y sus historias en el club”, comentó Fritz.
La socia de Colo-Colo puntualizó que “es un lugar que no
podemos perder como colocolinos, hay mucha historia. Hay que ir con respeto
porque las personas que están ahí fueron muy importantes para nuestra historia,
sin ellos, esto no sería igual. Mantengamos vivo este lugar porque tiene muy
buenas energías”.
Los trabajos de reparación se desarrollarán cuando las
medidas sanitarias lo permitan y así tener un espacio mucho más acogedor para
las socias, socios e hinchas del Cacique.